text&audio Yangon. Una maravillosa ciudad de miles de pagodas.

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Yangon. Una maravillosa ciudad de miles de pagodas.

Capítulo primero. Gente.

Si llegas por primera vez a Yangon, puede parecer que no hay nada sorprendente aquí. Bueno, una típica ciudad poscolonial y nada más. Pero, cuanto más caminé por las calles de la ciudad, más noté que la gente local es extremadamente pacífica entre ellos y también con extraños y extranjeros. ¡No noté ni siquiera una mirada desagradable! Cuando le preguntamos a nuestro agente de envíos si había algún peligro para nosotros para caminar por las calles de Yangon, el agente respondió que no había ningún problema en la ciudad con el delito. En cuanto a la cámara de fotos que colgaba de mi hombro, nadie le prestó atención. Aunque en algunas ciudades del lejano Brasil, la gente buena me explicó usando palabras y gestos para quitarse y esconder la cámara, de lo contrario los punks o criminales locales lo tomarán usando la fuerza y, además, pueden vencer severamente al turista.

Al final, todo el tiempo que estuve en Yangon, nunca me encontré con ninguna malicia o peligro. ¡Aquí es donde reside la mayoría de los verdaderos budistas!
Pocos hablan aquí en inglés, a pesar de que Birmania es una antigua colonia inglesa. Pero los lugareños siempre intentan ayudar en cualquier situación, de alguna manera para entender a un hablador y explicar algo. Sin embargo, si permite que la gente lo defraude y le quite más dinero cuando compre souvenirs o pague por servicios, entonces la gente local no perderá esa oportunidad. Pero solo con su consentimiento y permiso ... y debido a su desconocimiento de las realidades locales.

Fue muy llamativo que en el país los automóviles se muevan como en la mayoría de los países de Europa y en Rusia (tráfico de la derecha), pero prácticamente todos los automóviles con el volante a la derecha. ¡Y luego lo más interesante! ¡Prepárate! ¡Accidentes y eventos de tráfico de varios tipos casi nunca suceden en la ciudad! Yo personalmente no vi ningún accidente y, preguntando a la gente local que trabajó con nosotros en el puerto, descubrí que los accidentes son muy raros, a pesar de la paradoja a gran escala del "volante a la derecha".